domingo, 6 de febrero de 2011

NOVELA - CAPÍTULO 14

La desconfianza por saber lo que iba a pasar reinaba en nuestros pensamientos. Abrí la puerta lentamente, provocando que el ruido del oxido sonara estruendosamente. Nos situamos en el centro del cuadrado que formaba el cementerio, desde ese punto se podían ver todas las lápidas con sus nombres inscritos.

-Digo yo que tus amigos estarán en los nichos mas recientes. Es por allí-dijo Felipa señalando hacia su derecha
-¿Estarán? Yo espero que no.
-No tengas miedo chiquillo, seguro que ellos también te echan de menos

Escuchar aquellas palabras hizo derrumbarme mas. Felipa, acercándose lentamente y forzando la vista para avistar los nichos, dio con otro misterio, que, por primera vez, me alegré de poder verlo con tiempo y compañía.

-¿Niño, no ves una niña allí, o es que me estoy haciendo vieja demasiado rápido?
-Es verdad- dije caminando hacia atrás- esa niña...se la ve muy oscura....y esta junto a las tres nichos que buscamos.

Una extraña presencia estaba presente en el cementerio, la idea de ver un posible fantasma en un lugar como este me aterré más todavía. Poco a poco, entre Felipa y yo, fuimos rodeándola por detrás, y, cuando los dos estábamos a treinta centímetros de la supuesta niña fantasma, a la vez la agarramos por los hombros. La presencia se giro en milésimas de segundos, abrió las ojos, que parecían llenos de sangre seca, y emitió unos sonidos armoniosos que me hicieron recordar. Esos sonidos eran los mismos que los que escuchaba cuando estaba cayendo en picado por el precipicio, en la parte final de mi sueño. Y esa niña era idéntica al rostro que apareció reflejados en esas mismas paredes rocosas. Pero no tuve tiempo de disfrutar de aquellos cánticos, su cuerpo se desvanecía por segundos, pero sus ojos quedaron en el suelo intactos, llenos de sangre y mucosidad. Felipa le dio una patada para asegurarse de la dureza, y llego a la conclusión de que esas espeluznantes formas circulares no eran ojos, sino piedras moldeadas de un color blanquecino y un punto negro en su interior.

-¡Piedras!- grité cuando llegué al acierto
-¿Como que ``piedras´´? ¿Ya te has vuelto majareta?
-!Son piedras magicas que sirven para controlar las emociones, en mi sueño habia muchas parecidas y son las causantes de todo!
-Definitivamente, estás majareta sin lugar a dudas

Salí corriendo sin control de aquel lugar, ahora iba entendiendo un poco mas de que iba todo esto, alguien o algo seguía controlando mi realidad con esas piedras malditas, por eso todavía seguían pasando cosas que debían ser fantásticas, pero que en la realidad estaban ocurriendo. No sabia a donde ir, ni tampoco el siguiente paso que debía realizar. Mientras corría pensaba en la primera piedra mágica que tuve en mis manos, lo que me fastidiaba es que no sabía donde estaba, me peleaba contra la idea de que pudiera estar escondida entre mi sueño. Pero si había piedras mágicas en el pueblo y que aparecieron en mi fantasía, también debería estar la mía, la más importante. La cuestión es: ¿donde estaba?.

Tanto pensar me produjo el mismo dolor de cabeza que me hizo despertar de la irrealidad, parecía como si las dos dimensiones estaban luchando una con otra para hacerse con el poder de mi mente. Iba descansando de la carrera que inicié desde el cementerio, cuando ya se podía percibir una de las consecuencias que estaba produciendo la pelea entre las dos dimensiones. El pueblo volvía a estar vacío, y esta vez no era que habían secuestrado a los habitantes, sino que la magia había empezado a actuar. Pero si la magia estaba presente en la realidad, cada vez tenia mas razones para que mi piedra estuviese cerca. En pocas horas, el pueblo se iba pareciendo a un infierno silencioso.

Se podían ver puntos oscuros en las habitaciones de las casas, los arboles se deformaban y el suelo inicio se calentaba al ritmo del aumento de los puntos oscuros. El humo era muy visible en la parte central del pueblo, como si de allí se fuera expulsado. Era demasiado peligroso acercase allí, podría acabar chamuscado y nunca jamas podría despertar. Tenia que enfrentarme a aquello, era hora de superar el temor, mientras reflexionaba se me venian imagenes a la cabeza de los superheroes que salen por la tele, todos tenian un punto en común, tenían un poder que acababa con el mal. Pero, y yo, ¿cual tenia?. Me sente en un banco y mi llanto de lagrimas se hizo notar, mientras que el humo negro seguía creciendo por toda la población, ya casi era distinguible la forma de las casas.

-Ten imaginación...-dijo de repente una voz femenina y clara

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