miércoles, 2 de febrero de 2011

NOVELA - CAPÍTULO 10

El tiempo quedó parado ante mis ojos, la sensación de agrado recorrió mi cuerpo y hubiera deseado estar siempre así, veía a cámara lenta los trozos de pared cayendo al suelo, mientras una canción armoniosa sonaba en mi cerebro. Podía moverme rápidamente y sin ningún esfuerzo. Ahora podía ir andando y sin preocuparme de los escombros me sepultaran, porque hasta cualquier niño de cinco años sabría esquivarlos. Anduve rapidamente hasta que, sin darme cuenta, estaba pasando y casi rozando las paredes con esas pintadas tan raras de dragones y bestias. Me detuve, ahora tenia ocasión para estudiarlos, menos mal que era un experto en buscar las siete diferencias en los pasatiempos, porque me sirvió para darme cuenta de que los dragones portaban en sus manos porciones de rocas de colores, pero que a la vez estos pedazos lanzaban bolas de fuego contra la gente de las montañas.

-¿Pero que...?

Una parte de la pared donde mi vista estaba fija, se derrumbó muy inesperadamente, y la famosa piedra, que en ese momento estaba en mi bolsillo, comenzaba a arder con bastante fuerza. Recordando lo que me dijo Lara, si dejaba que la piedra siguiera ejerciendo su poder, me estaba poniendo en peligro porque podría caer inconsciente en cuestión de segundos. La tiré contra el muro derrumbado y desapareció antes de terminar la caída.

-La grieta...esta ahi- dije fastidiado.

No entre por si alguna fuerza extraña invadía mi consciencia o me quedase dormido eternamente. Ignoré la extraña abertura de la pared y proseguí mi camino. Fui palpando con mis dedos las diferentes texturas de las paredes, me di cuenta de que algunas eran mas antiguas que otras, era lógico al descubrir que los muros estaban mas rectos y mejor medidos. Un intenso olor a humedad se hizo notar demasiado rápido, y una luz, esta vez del sol, era cada vez mas visible en aquel pasillo. Fui corriendo, necesitaba ver el sol y las nubes bien blancas para tranquilizarme y saber que por lo menos había dejado de llover. Efectivamente las precipitaciones cesaron.
-Dios mio, estoy solo, ¿donde estarán?

Me abalance, las vistas eran espectaculares, me encontraba en frente de una cascada gigante, si miraba arriba, veía el cielo como una postal de verano, si miraba abajo, la oscuridad del vacío penetraba entre las ramas secas que se parecía que se acercaban a mi. Me parecía... pero era verdad que se acercaban. Por un momento pensé como siempre que saldría de esta, y, para variar un poco, me precipite sobre el enemigo con un grito bastante alertador. Estuve varios segundos ``volando´´ y, cuando ya veía a apenas cinco metros de mis pies las hojarasca sobre la que creía que iba a caer inevitablemente, otro efecto de destello surgió de nuevo sobre la nada, ya estaba muy cansado de estas ``cosas extrañas´´y encima ahora no pasa lo mismo. En este caso mis ojos se llenaron de formas geométricas y de puntos diminutos.

Demasiadas imágenes vinieron a mi cabeza de tal forma que parecía que las estaba viendo en la realidad en ese preciso instante. Destacaron las de Lara quejándose por el pie, pero este se encontraba con un aspecto aterrador, ademas me extraño muchísimo al ver la silueta de Alberto en total tono opaco y casi eran indistinguibles sus rasgos. Pero lo que me quedo con una absoluta duda en mi interior, era la proyección de una imagen que se podía apreciar bastante bien gracias a la luz del cielo, y en la que aparecía una chica bastante seria, juraría que los ojos eran de Lara. Estaba cayendo en picado, pero jamas pensaría que en esta situación me encontraría mirando a las paredes mientras mi cuerpo estaba a punto de impactar terriblemente contra el suelo. Y, por mi desgracia, impactó.

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