viernes, 28 de enero de 2011

NOVELA - CAPÍTULO 9

El pánico se apoderó de nosotros, había que rescatar a aquel hombre obligatoriamente porque nadie mas podía. No había bomberos ni ambulancias, y tampoco aparecería Superman para arreglarlo todo. Pero la voz se oia menos por momentos y al cabo de unos minutos, volvía a destacar el silencio entre aquellas paredes. No encontramos nada y, de mutuo acuerdo, decidimos emprender una caminata que no duraría mucho, algo se interpuso en nuestro camino y todo por un error de orientación. Nuestro pueblo se encuentra entre montañas, y eso dificulta el conocimiento de las distancias entre los lugares mas conocidos, por lo que pensamos que lo mejor era ir por un camino campestre. Lara caminaba con cierta tendencia a cojear, pero, para no entretenernos, ni siquiera preguntamos. Llegamos al famoso pantano que se extiende por muchos metros cuadrados sobre una tierra húmeda y fría, parecida a las que esta cerca de un castillo encantado. La peculiaridad de esto es que no se escuchaba ni el mas mínimo canto de una rana, y el ``cloc cloc´´ de las burbujas provocadas por los pequeños pececillos.

-Que asco de silencio, ahora hecho de menos los gritos de mi madre – suspiraba Sofia.
-Normal, no hay nada, lo único bueno es que puedes hacer lo que te da la gana-dije convincentemente
-¿Lo que te da la gana? Tampoco estamos para eso Sergio...
-Que si que si – dije en tono convincente – ¡mira como salto!

Las tierras comenzaron a hundirse, mis pies quedaron atrapados entre el fango y como no viniera un luchador profesional con mucha fuerza, nadie mas podría sacarme de ahí. Por cada segundo que pasaba mas bajo veía mi horizonte y para colmo empezaba a llover, otra vez otra parte angustiosa de mi pesadilla. Mis manos hundidas y sin movimiento alguno, las gotas de lluvia se filtraban entre los huequecitos haciendo que mi escapada fuese mas difícil. Allí estaban Lara, Jose y Sofia, atónitos sin saber que palabra decir. Jose se subió las mangas y, haciendo un esfuerzo por sacarme del hoyo, como en diversas situaciones lo ha hecho. Esta vez era mas complicado, mi espalda emitió un crujido que nos asustó. No veia nada, la vista se me nublaba poro los goterones que se internaban en mis pupilas. ¿ Aquella era mi hora ? Todo empezó tan estupidamente, y con solo 14 años recién cumplidos, ya rondaba por mi cabeza la idea de abandonar este mundo. Mi insistencia de salir de alli crecía rápidamente, pero todo lo contrario pasaba con mis fuerzas. ¿Acabare sepultado justo al lado de un pantano? ¿ Este era mi verdadero destino? Pero algo se me volvia a olvidar, todo esto debe de ser mentira, porque estoy viviendo un sueño, pero, entonces, ¿por que me dolía tanto la presion de las piedras rozando mi piel? Me entro sueño, diria que bastante, ya no veia casi la luz del exterior

-¡Tranquilo Sergio, es completamente imposible que te mueras, sobre todo en tu propio sueño, porque estas obligado a seguir viviendolo, es lo bueno de todo esto!

De repente me encontraba dentro de una especie de cueva, ya me imaginaba que si aparece una cueva, algo relacionado con mi sueño pasaría. Me quede parado, hasta que vi una gruesa roca en la que podría sentarme, mis piernas estuvieron paralizadas durante un corto tiempo, y ahora que tenia oportunidad de estirarlas no iba a desaprovecharlo. Me senté, y por desgracia sucedió lo que se me pasaba por la cabeza en ese mismo instante. La roca sobre la que me apoyé provocó que los muros se dilataran y que un derrumbamiento se hiciera inevitable, aquella era la cueva de mis sueños. Pero esta vez tenia ventaja.

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