sábado, 15 de enero de 2011

NOVELA - CAPÍTULO 3

Me estoy volviendo loco, aquello parecía una película en las que todo coincide al final y de repente existe la magia y la imposibilidad absoluta. Intenté olvidarme de todo lo que estaba ocurriendo para entrar un poco en la realidad. Pero no podía sacarme de la cabeza que de repente estemos un puñado de personas en el instituto, de las cuales tres somos alumnos ``que no han ido a una excursión´´ y que peculiarmente manteníamos una relación de contacto mas estrecha que la que manteníamos con otros compañeros. Estaba seguro de que el director seguía dentro haciendo cualquier cosa con esos extraños, quizás estuviese muerto, o negociando algo muy importante, o incluso planeando un homicidio en toda regla...

-Un momento, pensemos – dijo Alberto intentando escabullirse de su confusión – Hay unos hombres que han entrado y han hecho que los profesores huyan de sus trabajos, ¿y si los ha despedido?
-No creo... de todas formas seria el director el que...

Nuestra conversación se cortó, cuando aquellos desconocidos se marchaban en fila cada uno con una maleta y cuyo símbolo inscrito en ellas había emergido entre mis recuerdos. Ahora lo recuerdo, en las paredes de mi sueño estaban dibujados esos signos pero mas disimuladamente y con un menor tamaño, por eso no lo recordaba con tanta precisión. En este mismo momento tengo motivos para creer que todo está relacionado,y que yo soy un punto clave en todo eso, ¿ pero, por que?

Nos aseguramos de que hubieran salido hasta el ultimo ``agente de negro´´ del instituto, para poder entrar en el despacho del director. De repente nos encontrábamos en una sala llena de papeles, pintadas de sangre y puntos rojos, azules y verdes. Empecé a vivir de nuevo la pesadilla, todo era un desconcierto y las paredes llenas de círculos cuyos colores eran los mismos que los de aquella extraña sala imaginaria. Me encontraba a dos metros del despacho del director. Algo en mi interior me decía que no debía entrar, porque iba a empeorar las cosas. Debí hacerle caso, ya que lo que vino después no fue precisamente ``agradable´´. Encontré al máximo mandatario inconsciente en apoyado en la mesa, pero no marcaba ninguna señal de violencia. Lo único extravagante era que, a su lado, había una piedra negra. Me froté los dedos en la sudadera y me dispuse a cogerla. Mi dedo indice sintió el tacto áspero y duro del mineral oscuro, cuando este empezó a emitir unas ondas oscuras que provocó que aquella habitación se volviese opaca completamente. Mis ojos se estaban volviendo de un tono oscuro, y sentí aquella sensación de descontrol de mis movimientos,caí desplomado al suelo. Menos mal que Alberto actuó rápidamente y pudo arrastrarme hasta la entrada, donde me desperté de aquel trance.

El pueblo estaba vacío, y era prácticamente imposible de que todos se hubieran ido de excursión. Estábamos solo, o eso creímos. Llegamos a mi casa donde creímos que estábamos seguro, cuando en el ambiente se podía percibir unos gemidos procedentes de la casa de algún vecino. Pero, por seguridad, no quisimos asomarnos para alejarnos de un secuestro o un rapto por sorpresa. No pudimos evitarlo, los ruidos se oían cada vez mas cerca hasta que una sombra reflejada reflectada en la pared principal, nos avisaba que una presencia llamaba a la puerta. No podíamos estar peor, no solo parecía una película de ficción, sino que se mezclaban géneros de terror y suspense. Pero José estaba tranquilo, parecía como si el supiera lo que iba a pasar, pero se mantenía inmerso en sus pensamientos. Rompen el cristal de la puerta...

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