lunes, 17 de enero de 2011

NOVELA - CAPÍTULO 8

Mi confianza se volcó en un saco de palabras. Perdí el apoyo de uno de mis grandes amigos, y todo por una fantasía. Tampoco confiaba en la piedra, porque ultimamente estaba reaccionando como le viniera en gana. Me la guardé en el bolsillo y proseguí el camino con los dos unicas personas, además de mí, que vivian en este pueblo.

-Sergio, ahora no te puedes hundir, tu estás teniendo este sueño, y de ti depende el futuro de nuestras familias...-me dijo Lara con tono preocupante.
-Lo sé, pero es que no comprendo nada, primero la situación parecía controlada, y de repente, por un error, se esta viniendo abajo todo.
-¿Sabes lo que vamos a hacer? Utilizaremos la piedra solo cuando sea absolutamente necesario, y se acabó de hablar de que estás solo, porque nos tienes a nosotros.
-Y de mí no te libras

¿Pero quien? ¿Quien había dicho eso? Solo estábamos Lara, Jose y yo, y que yo sepa Jose no tiene voz de niña...
-Mira detrás tuya – dijo de nuevo esa femenina y extraña voz- no se que habrás hecho, esperandomelo de ti, seguro que te habrás metido en un buen lío.
-¡Sofia! ¡Eres tu!

Así es, los poderes iban aumentando respecto a mi estado de animo, y gracias a Lara, le di las suficientes energías a la piedra como para hacer aparecer aleatoriamente a cualquier persona. El destino eligió a Sofía, una amiga muy simpática de cabellos rubios, que siempre está animando a la gente haga lo que haga y diga lo que diga. Ahora me sentía con más fuerza. A partir de ahora, intentare controlar mis sentimientos para que no vuelva a suceder nada de lo que ha pasado, y así no perderé a ninguna persona más.

-Sofía, siento meterte en este lio de cosas reales y cosas que no tienen nada que ver con lo que en la realidad explica...
-¿Tu eres tonto, no? - dijo muy convencida-Estaba muy aburrida en casa y de repente empezaron a absorberme, dime si eso no es emocionante, jajajaja.
-Gracias...por tu sinceridad...pero ahora no sabemos ni que hacer, han pasado cosas que ``rallarian´´ a cualquier adolescente...
-¡Suficientes cosas me han pasado a mi como para ``rallarme´´ por eso, vamos,
Sergio, dime que no es divertido estar dentro de un cuento, sé que tiene algunos inconvenientes, pero...
-No hace falta que sigas, venga, sigamos. Tenemos que ir hacia la estación.

Caminamos muy decididos y casi sin mirarnos a la cara, pareciamos soldados militares a punto de empezar una guerra. José estaba cada vez más decidido, y nos menciono repetidas veces que de mayor quería ser detective, porque después de vivir esto le encantaría investigar de todo. Yo iba pensando en Alberto y en su enfado, en el fondo creía que se había enfadado por una tontería y que se estaba perdiendo una gran experiencia, como decía Sofía. La verdad es que cada vez me sentía mas animado y con mas fuerza espiritual. Faltaban apenas diez metros para la entrada de la estación, cuando, uno de los operarios, salió alarmado de un almacén de materiales. Todos los autobuses se mantenían parados y sin actividad. En otro sentido, eso era normal, porque no había señales de vida. Pero algo nos decía que este cuento no se acabaría ahí, que seguro que pasaría algo que nos dijera que hacer en el siguiente paso.

Pero al parecer esa señal, tardaba demasiado. Sofía y Lara decidieron investigar por el exterior de la estación, mientras que Jose y yo buscariamos en en el iinterior del edificio. La operación duró dos horas, cuando, sin pensarlo, se oía una voz lejana y fría...

-¡Socorro, no puedo esperar más, ayudadme!

No hay comentarios:

Publicar un comentario